COLISTAS
Zornotza ST-60; Cat&Rest Intragas-Clima CdP-68 Parciales: 11-19, 21-11 (32-30); 17-17 (49-47), 11-21 (60-68) Pues sí, ya somos colistas en solitario de esta Conferencia Oeste de la LEB Plata. Nuestra caída no parece tener fin y este sábado el hasta entonces farolillo rojo sacaba tajada de nuestra situación, de nuestra imagen tristona, de nuestro estado depresivo […]
Zornotza ST-60; Cat&Rest Intragas-Clima CdP-68
Parciales: 11-19, 21-11 (32-30); 17-17 (49-47), 11-21 (60-68)
Pues sí, ya somos colistas en solitario de esta Conferencia Oeste de la LEB Plata. Nuestra caída no parece tener fin y este sábado el hasta entonces farolillo rojo sacaba tajada de nuestra situación, de nuestra imagen tristona, de nuestro estado depresivo –en el juego y en lo anímico, que todo va de la mano-, de nuestras serias dificultades para competir, y nos dejaba en lo más bajo de la tabla, ahí solitos y desamparados, padeciendo una mezcla de frío invernal y de calor infernal. Hemos tocado fondo.
No recordábamos un escenario como éste en toda la edad moderna del primer equipo del club, y llega ahora, cuando estamos celebrando nuestro 60 cumpleaños. Nos hemos convertido en nuestros propios aguafiestas. La racha es la que es: seis derrotas consecutivas, nueve en los últimos diez partidos. Evidente y objetivamente, a día de hoy somos el peor equipo de nuestro grupo. Es un hecho, los números cantan. Y esta jornada caíamos ante un Ciudad de Ponferrada que todavía no había ganado fuera del Toralín. Y en Larrea, han ganado.
Lo han logrado merecidamente a base de orden, templanza y más chispa que nosotros. También podemos aplicarnos ese dicho de ‘a perro flaco…’, porque cuando se entra en esta inercia perdedora, nada sale, intentes lo que intentes. Los bercianos han estado siempre un paso por delante, aunque avanzado el partido llegaríamos a tener opciones de evitar la debacle. En un primer cuarto de más errores que aciertos, el dominio reboteador de los visitantes les concedía segundas opciones que irían marcando las diferencias. Sus defensas 2×1 también nos creaban problemas y revivíamos lo de las últimas jornadas: que empezamos el partido ya rezagados en el marcador, con lo que eso supone. El primer asalto es para los ponferradinos, 11-19.
En el segundo cuarto somos capaces de rehacernos. Conseguimos escaparnos de su férreo marcaje y llegamos a nivelar la balanza en el apartado reboteador. Podemos correr en varias ocasiones y también recalibramos la puntería. Un triple de Borja Mendia nos da la primera ventaja en el encuentro a dos minutos del descanso, 27-26. Son nuestros mejores momentos y nos retiramos al vestuario con ventaja, corta, 32-30, pero ventaja, y eso siempre levanta la moral.
El tercer acto será emocionante e igualado. Por momentos también muy caótico, pero el caso es que los aciertos y errores se reparten equitativamente. Hay constantes alternancias en el marcador, no logrando ni uno ni otro irse de más de dos puntos. Mantenemos nuestra exigua renta al término de esos diez minutos de toma y daca, 49-47.
Y en el último cuarto llega la hecatombe. Nos descomponemos. La defensa berciana nos roba la cartera una y otra vez. Son ellos los que contragolpean, los que corren alegres transiciones, los que anotan sus tiros exteriores. Aguantaremos medio cuarto, porque tras estar por delante 53-51, encajamos un tremendo 0-12. Los visitantes han olido sangre, han visto que emocionalmente flaqueábamos y van a por todas. Quedan tres minutos y suenan todas las alarmas al vernos diez abajo. Es entonces cuando empezamos a pensar en el basket average y no en ganar el partido.
Lucharemos por el mal menor. Y es que hay que recordar que en Ponferrada ganamos de nueve -qué tiempos aquellos- y en esas diferencias nos estamos moviendo en los últimos compases del partido. Luego de vernos once abajo –el peor de los males-, conseguimos reducir a ocho, 60-68. Estamos en el límite, y en la jugada postrera del partido el CdP tiene la oportunidad de ganar también ese basket average, pero su lanzamiento no entra y nos quedamos con el triste consuelo de no perder de nueve o más. Triste y pobre consuelo para un equipo que muestra evidentes signos de desánimo e impotencia.
Decíamos antes que hemos tocado fondo, que somos colistas y ahora mismo claros candidatos al descenso. Suena fatal, ¿a que sí? Pero el tocar fondo también significa que más abajo ya no podemos caer y que ya sólo nos quedan dos opciones: o seguimos igual, o mejoramos. Empeorar lo damos por imposible. Así que veamos esa parte positiva. Y otro aspecto que corre a nuestro favor: el tiempo. Sólo han transcurrido trece jornadas de un total de treintaicuatro que se deben disputar. Tenemos tiempo de sobra para salir del hoyo. Claro que, para ello, tendremos que cambiar radicalmente, recuperar la chispa, el salero, la alegría, todo aquello que teníamos al comenzar la temporada. Con eso, el juego cambiará y las cosas volverán a salir bien. O tal vez no, porque los rivales puede que sean mejores, pero si caemos que sea por eso; porque otros nos ganen, no porque nosotros perdamos. Y siempre, siempre, cada partido, cada minuto, peleando con orgullo y con el cuchillo entre los dientes. Aparquemos cuanto antes esta versión tristona del Zornotza.
¿Que si se puede? Pues claro que se puede. Aunque hoy lo veamos todo oscuro, que somos colistas, no olvidemos que no hace tanto tiempo éramos líderes. Así que, arriba el ánimo y el viernes a luchar por cortar esta nefasta racha contra el Navarra. Venga, que sí, que se puede.
1, 2, 3,…ZOR-NO-TZA!!!